Cuando estando allí en cuarta fila, Jokin me dijo eso de: - "... ¿pero qué es esto de los conciertos sentados? ¡Ya estamos otra vez!"-, yo no pude sino pensar que aquello era precisamente lo que necesitaba. Llevaba un fin de semana de esos largos en los que se vive más de noche que de día y en el que no me juré cambiar de vida, tan solo porque hace tiempo que prometí no prometer. Además esa tarde de sábado, me debí de quedar dormido llegando así a deshora a mí cita con la siesta y todo porque tenía que correr la contrabanda allá por Zarautz en horario Británico. La derrota terminó siendo lo de menos... ¿Lo de más y demás? el corazón, que puse a doscientos en un par de carreras, la cabeza, que con un par de testarazos al balón de cartón-piedra me recordó la resaca que padecía y, sobre todo, para ganar algo en la derrota, de nuevo el corazón, al comprobar en un abrazo lo que soy y parte de lo que fuí, gracias a Txaino en este caso y a Salam Anka la noche anterior.
En definitiva, que estar allí en esa butaca sentado y escuchando y no junto a una txozna o en un garito cualquiera de pie y vociferando, era lo que deseaba. Me apetecía complejamente, ver, escuchar, aprender, revivir, proyectar y sentir, así que me deje llevar por El Rulo, que supo guiarme en ese camino a pesar de que a priori no me inspiraba mucha confianza (nota mental: Andoni, ese es uno de esos errores que cometes a veces).
Así que me pasé el concierto atento a cada palabra que apuntaba al corazón y pensando en cual era la canción del ahora, esa que no o no tenía que colgar en el blog para poner banda sonora a mi ser del momento y ésta se hizo esperar, no llego hasta el primer Agur, pero en seguida supe que era la que debía de estar hoy y ahora aquí. No hizo falta ni una sola nota, ni un solo acorde, la presentación fue suficiente para saber que hoy generaría un poco de ruido al navegar en esta mi red: "La canción de las utopías, hoy más necesarias que nunca".
"Que sea más amable este mundo...
Que encuentres un refugio en la tormenta...
Que tu vida sea un eterno carnaval...
Que en tus pensamientos nadie gobierne...
Que vayas por tu destino con el viento a favor
Que la suerte roce tu corazón,
Que nadie te niegue un beso,
Que nadie te diga no,
Que la vida te trate como a veces lo hice yo"
Músicos que ya se van y luces que se apagan y silbidos que piden más y esta canción que suena a despedida... Pues bien, siempre dije que cada cosa que escribo tiene tantas lecturas como lectores o quizá más, literal, así que no seré yo quien diga lo contrario, pero el concierto siguió como sigue esta entrada hoy, como si de un bis se tratara también aquí. Y tocan los músicos y los silbidos son ahora aplausos y una nueva canción que suena y el estar sentado que acaba. Metáfora.
"... Me importan los de verdad, los que comparten mis días...
...Una ilusión por amiga
...Puedo vivir de una alegría
...Sueño más despierto que dormido..."
Agures y Eskerrikaskos a Rulo que me enseñó que lo importante de las heridas es que sean solo eso, pequeñas cicatrices, a los que comparten mis días, a los que no lo hacen y me hacen recordar el valor de un abrazo cuando están, al sol, a la luna, a mis amigas las ilusiones...
En fin, Sonrisas, foto de rigor, reverencias y telón.
A soñar que estoy despierto y encima me pilla en domingo.
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