Estimado Juan Gómez:
Mi nombre es Andoni, y soy de Oiartzun, un pueblecito a unos 10 kilómetros de Donostia-San Sebastián. Le puede resultar raro que le escriba, y lo entiendo, lo cierto es que a mí también me resulta extraño escribirle.
Verá, soy profesor, y hace poco les comentaba a mis alumnos lo importante que es y como influimos en los demás y a su vez como influyen los demás en nosotros. Por ese motivo me he decidido a localizarle y contarle como ha influido usted en mi vida.
Desde que era un niño, la Real Sociedad ha formado parte de mi vida. Me he criado con un balón entre los pies y con el txuri-urdin en mi corazón. Y su forma de jugar especialmente, me inspiró para ser como soy hoy en día. Siempre me llamó la atención su carácter, como usted solo sostenía todo el centro del campo de la Real, su espíritu de lucha y la fidelidad que demostró a nuestro equipo, a su equipo. Su último partido en Anoeta, contra el Fútbol Club Barcelona no se me olvidará nunca, un partido sin mucho en juego que acabó en empate a cero, pero en el que usted lo volvió a dar todo y se hizo el amo del centro del campo.
Por aquel entonces yo era juvenil y jugaba en el equipo de mi pueblo. Todos los niños soñaban con hacer una de esas jugadas “maradonianas” en las que driblar a medio equipo contrario para terminar metiendo gol. Yo en cambio anhelaba robar, cortar y recuperar balones como usted lo hacía, metiendo el cuerpo con fuerza, ganando la posición y siempre dándolo todo.
Como recordará, ustedes jugaron la UEFA. Vestían una segunda indumentaria preciosa, de rayas horizontales azules y azul oscuro. Yo tenía esa camiseta. He de reconocer que no me la compré con su nombre, ya que siempre he creído que la camiseta es de un equipo, no de una sola persona, pero aunque no llevaba nombre siempre sentí que esa camiseta llevaba el 4. Años después, siendo ya maestro y como ocurre cada año donde trabajo, algunos de sus compañeros vinieron al colegio a entregar unas medallas a los niños, pues celebrábamos el día de nuestra fundadora. Ese día fui con mi camiseta y ese día fue la última vez que la vi… Desapareció…
La busqué como un loco, pero no la encontré y a día de hoy la sigo buscando. Cada Navidad se la pido a Olentzero y a los Reyes Magos y aunque sé de buena fe que la han buscado también, no lo han conseguido ni con toda su magia.
Esta carta pues, tiene dos intenciones: por un lado y principalmente, agradecerle todo lo que hay de usted en mí; y por otro pedirle consejo si a usted se le ocurre alguna manera de que pueda volver a conseguir aquella camiseta que tanto significó para mí.
No sé si me contestará, o si pensará que soy un loco, pero incluso aunque así sea y no me haga ni caso, no me arrepiento de haberlo intentado ya que sin pretenderlo me ha dado una nueva alegría. Cuando estaba buscando información en Internet he visto que fundó una empresa en su ciudad natal llamada ANOETA. S.A. Me ha llenado de orgullo y no ha hecho más que confirmar la visión que ya tenía de usted ¡Es muy grande!
Reciba desde Gipuzkoa toda mi admiración y cariño. Y sobre todo, este seguro de que no le olvidamos.