2012/02/04

HACIENDO CUMBRE

Supongo que quedaría bonito describir en el blog un día de "chocolate y churros", un sábado por la tarde de esos vagos en los que los cristales se empañan por el calor interior del hogar y el frío que provoca la nieve al caer lentamente hasta el suelo posándose en él, cual manto blanco formando una alfombra solo quebrada por las huellas de un niño y su padre al pasar bla, bla, bla... Pues bien, mis cristales no se empañan porque llevo tres días sin caldera ni agua caliente en casa, no tengo churros ni chocolate por pereza a hacerlos y la alfombra blanca, al menos aún, no existe, pero la imagen no deja por ello de ser preciosa y deseada: ¡Nieva!
Suelen éstas ser fechas especiales, no cabe duda, es el "cumple" de mi "sister", también lo era de mi abuelo, que además escogió lo más duro del invierno para casarse con mi abuela; Mi primo y mi eterno vecino también cumplen años ahora, es San Blas, llegan los caldereros y para mí resulta especial la vispera de Santa Agueda, ya que además de ser una de esas tradiciones tan nuestras que me gustan, para mí mente es como la llegada a la cumbre, a la cima, a partir de aquí llega la cuesta abajo hasta el campamento base, que no es otro que el verano. Algo así como la mitad del curso, donde queda, eso lo más fácil y "peligroso", el descenso.
Desde txiki me ha gustado tirarme en esas cuestas abajo encima de un plástico, de un trineo, dejarme llevar por la gravedad y disfrutar, pero parecía que este año la nieve tampoco iba llegar; y es que no hace tanto que creía haber perdido por el camino el calor real del sol y el penetrante frío de la nieve, cuando creí vivir la primavera y el verano más otoñal y el otoño más primaveral, perdí la esperanza, que no el deseo, de vivir definitivamente un invierno invernal. Hoy me atrevo a decir que nuestros deseos pueden ser ordenes para el Universo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario