2014/08/18

PERSEIDAS PINTADAS

Carretera y manta. Viaje a la Castilla profunda, a la desconexión, la risa, la amistad y al prometido Carpe Diem. Tras días intensos y especialmente tras toparme con la realidad en forma de verdades como castillos, que por mucho que puedan doler, eran más que necesarias, llega el momento de comenzar a prometer y prometerse de nuevo, de seguir aprendiendo y sobre todo de disfrutar y perder el miedo a hacer disfrutar. De seguir soñando y deseando.

Nunca he sido muy de conducir, pero jamás me ha costado, por eso tragarme cientos de kilómetros en 24 horas, creía que podría valer la pena, como así fue. Mi intención inicial era otra, no cabe duda, el que se torno como plan A, no era en un principio más que el B, pero no importa tanto la letra que acompañe al propio plan, como el plan en sí mismo. Y allí frente al volante, camino del sol, de la luz, entre pensamientos y sentimientos que invadían mi ser comenzaron a sonar canciones que hoy acompañan a estas letras, a esta entrada y que se tornaron mi banda sonora particular del momento, al igual que día y medio después de un modo muy especial. Una vez más viviendo a través de la música. Una vez más la música a través de la vida.

Las risas, las tapas, los potes, los juegos apagaron el día y fue entonces cuando llego la noche y con ella la luz. Luz de estrellas pintadas en el cielo. Tres estrellas, tres, que fueron fugaces y que espero terminen por ser eternas gracias a los deseos que que surgieron al verlas, sentirlas y hasta celebrarlas. La tercera para mi "famili" los que más quiero y más me quieren, la segunda para la amistad, para quién me ha aportado tanto y merece el mejor de los deseos; y la primera para quién va por la vida pintando esas estrellas, cumpliendo sus sueños con una imborrable sonrisa.

Pasaron los minutos, solo los minutos, poco tiempo, suficiente e intenso, y entonces asomó la luna allá en el horizonte, ya menguante, pero enorme, preciosa. Quiero pensar que esta vez el hecho de que su luz cuasi-cegadora dificultase ver las Perseidas no fuese metáfora también, sino un simple deseo de sumarse a la fiesta, a la ilusión, ésa que hoy ya penetra en mí reclamando su luz.


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