2011/12/08

ZORIONAK ANDONI

Hoy me siento más mayor que nunca y es que, incluso sin pararme a pensar, lo soy.

Primera "entrada" en la treintena... y como suena... Siempre he sido el hermano menor, el "txiki" de la kuadrilla, el "pequeñín" de la casa hasta que llegaron los dos "grandes" de la misma, el de "diciembre" de la clase, el "novato" del equipo... Diría que jamás me había sentido mayor y diría que aún no me he sentido nunca viejo, quizá alguna vez antiguo, pero nada más allá; en cambio ayer fue un día especial, un cumpleaños diferente en el que por primera vez un año más pesó.

Digo bien, pesó, pretérito perfecto simple, "aditz bukatua", y es que hoy e incluso ya ayer prefiero mirar a todo eso que me rodea, a todos esos que me rodean, para darme cuenta de que quizá tengo hasta más de lo que merezco. Tengo una ropa cargada de sentimiento para disfrutar de Santo Tomás, en todo el más amplio sentido de la palabra disfrutar, y es que el 21 de de diciembre, el día de la txistorra, siempre ha sido, es y será especial para mí, para nosotros. Tengo un disfraz de gay que deja de ser disfraz y gay para ir "goxo", calentito y hacer feliz a ella y más si cabe a mí. Tengo una colección de aceites con los que poder saborear, oler, degustar la vida cada amanecer. Tengo la posibilidad de hacer lo que me de la gana. Tengo un billete de ida y sin retorno a la felicidad. Tengo una visión nueva de siempre de mi rincón predilecto en el mundo. Y sobre todo tengo vida para volver a jugar a padel con "Kabe", "Iñaki" y "Potolo". Y aún así y por encima de todo lo que tengo, sé que lo más importante no es lo que tengo sino que es lo que siento, lo que me hacéis sentir.

Terner muchas felicitaciones no creo que sea sinónimo de ser más feliz, aún así ayer tuve muchos "zorionak", y por ello estoy feliz, pero por lo que soy más feliz es por el "sé feliz" de aquellos por los que soy.

Al fin y al cabo, un día más que no fue un día más. Un día que me convirtió, como hoy, en un día más mayor y por tanto en un día más feliz.

Hoy me siento más mayor que nunca y es que, incluso sin pararme a sentir, lo soy.

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