Retorno pisando las huellas propias a ese lugar de cuento, único y diferente aunque para mí menos especial de lo especial que es en general para el resto de los comunes. De nuevo comienzo de ruta, primer paso de viaje. Diferente pero comparable.
Podría hablar de sus góndolas, sus calles estrechas y desconchadas, de sus tiendas caras, de su preciosa plaza a menudo inundada, de su puente Rialto sobre el gran canal, de su "mercato"... Podría hablar de todo lo que todos ya han hablado, pero esta vez he prefiero quedarme con lo menos de todos y lo más mío: quiero rememorar las zancadas en el "Parco delle Rimembranze" y el escondido barrio judío veneciano.

lugar de los "míos".
Y así dejándose llevar por la fuerza centrifuga que parece me invade en el lugar convirtiendo lo inesperado en esperado o deseado, uno escapa de la calle principal, del redil y sin saber muy bien como se deja invadir por lo más normal que en Venecia resulta lo inusual, lo que menos llamaría la atención en cualquier otra ciudad, en la isla de los mil y un canales es lo diferente; ese lugar sin casi gente, sin turistas, con las fachadas más simples y obreras adornadas con la ropa tendida de cualquier maneras, que no es sino la manera en el barrio judío.
Pues eso... "Io sonno el fliglio de la mia mamma..." y quizá por eso vamos juntos hasta italia, quiero comprarme un jersey a... a... a cuadros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario